
"A través de un uso completamente oportunista de la cámara del
teléfono y otros censores, PlaceRaider construye modelos tridimensionales de
ambientes bajo techo", dice el ensayo que recoge los resultados de la
investigación.
"Ladrones a distancia pueden entonces 'bajar' el espacio físico,
estudiar el ambiente cuidadosamente y robar objetos virtuales de ese ambiente
(tales como documentos financieros, información en monitores de computadores e
información de identidad)", señala el documento.
Esto es posible gracias a que la herramienta permite al atacante navegar
sobre la imagen y realizar acercamientos sobre regiones particulares, para
examinar imágenes concretas.
Algunos comentaristas en sitios especializados sugirieron la posibilidad de
que el programa sea utilizado como instrumento de guerra, y destacan la
participación del la fuerza naval estadounidense en la investigación.
El ensayo no dice nada al respecto. Pero en un escenario o en otro, lo
cierto es que el "PlaceRaider vuelve el aparato móvil contra su propio
usuario, al crear una plataforma de vigilancia avanzada capaz de reconstruir su
ambiente físico para la exploración y la explotación", apunta el
documento.
Para demostrar la eficiencia del programa, los investigadores le instalaron
la aplicación a veinte estudiantes, y les pidieron que efectuaran tareas
diarias normales. Ninguno se percató de la presencia del malware, y con todos
se logró obtener una imagen detallada de los lugares en que se desenvolvieron.
Defensa
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