Este es un tema del que se habla muy poco o no se habla, porque se considera “normal”, pero en la práctica es muy usual entre matrimonios (religiosos o no), uniones libres o noviazgos.
Se considera violación matrimonial, cuando un esposo/a o compañera/o íntimo está forzando a su pareja a tener relaciones sexuales contra su voluntad o sin el consentimiento de la misma.
En países como el nuestro, donde el machismo está tan presente, las mujeres están más expuestas a este tipo de prácticas.
Es un tema que envuelve muchos mitos y realidades y que, como todo tema de violencia entre parejas, se considera que es un asunto privado y que nadie más debe intervenir; de hecho, muchas mujeres que pasan por esta situación asumen que no es un tipo de violencia dañina.
Les presento un cuadro que para muchas mujeres no será algo extraño: Flor, tiene tres hijos e hijas, debe levantarse a las 5 de la mañana para preparar el desayuno del compañero que sale a trabajar a las 6 y seguido preparar el de sus hijos e hijas quienes tienen que ir a la escuela a las 8 de la mañana. Es una madre y ama de casa a tiempo completo, donde debe lavar los trastes, limpiar la casa, lavar y planchar la ropa, cocinar, ayudar a sus hijos e hijas con las tareas y hacer la cena; a todo esto, cansada, se suma un dolor de cabeza que no vale pastilla, pero Juan esta noche tiene que tener relaciones con “su” mujer, sin excusas ni cansancio y de esto surge una relación con penetración forzosa, con golpes incluidos, insultos y amenazas, donde además él le dice que ella está hecha para eso, que lo debe complacer, que es su obligación. ¿Cuántas mujeres no se han visto en este pequeño cuadro y han tenido que callarlo?
Lo cierto es, que la violación matrimonial puede ser tan dañina y atroz, como la cometida por un desconocido. Puede llegar a ser más traumatizante, incluso, según reportan estudios clínicos al respecto. Una persona violada por un extraño tiene que aprender a vivir con el recuerdo de esa experiencia. Una persona violada por su esposo o compañero sentimental tiene que vivir con el violador. Muchas víctimas, atrapadas en un reino de terror, experimentan repetidos asaltos sexuales con el paso de los años. La confianza y la intimidad de un matrimonio son destruidas cuando la persona a quien ha prometido amar y respetar, y de quien, en muchas ocasiones, la víctima depende económicamente, comete un crimen tan brutal.
Muchas veces este acto se considera una muestra de amor, pero no lo es. Es importante tener claro que la expresión sexual de amor es una cosa. Sexo forzado y brutal es otra. Ninguna mujer ha firmado, como parte de los deberes y derechos matrimoniales, ser maltratada u obligada al acto sexual cuando ella dice no, por más hijos e hijas y papel firmado que tengan.
Hay que reconocer, que las mujeres que son violadas por sus parejas experimentan profundas heridas psicológicas, porque muchas veces esos violadores son los padres de sus hijos e hijas, las personas con las que comparten la vida cotidiana.
Ellas no son solamente violadas sexualmente, sino que también sus relaciones intimas han sido violadas y traicionadas. Una gran cantidad de víctimas de la violación matrimonial tienen que enfrentar una profunda falta de confianza en sus compañeros, una aguda sensación de temor, falta de confianza en sí mismas y la arrolladora realidad de que esta clase de ataques sexuales pueden suceder nuevamente, en pocas palabras, no están seguras bajo su propio techo.
La República Dominicana aparece en la lista de un documento de la Organización de Estados Américanos (OEA), que indica que está dentro de los países que sancionan directamente la violación dentro del matrimonio, citando lo siguiente:
República Dominicana
Código Penal (modificado por la Ley 24-97, de 1997). Los artículos relevantes del Código Penal son el 330, 331 y 332:
─ Art. 330. Define agresión sexual como cualquier acción sexual realizada con violencia, amenaza, coacción, engaño o sorpresa.
─ Art. 331. Define violación como cualquier acto sexual, independientemente de su naturaleza, que se ha realizado con violencia, coacción, amenaza o sorpresa.
─ Art. 332. Establece que la persona que incurre en actividad sexual sin el consentimiento de la otra persona, estará sujeto a las mismas penas que en el caso de violación, cuando: a) hace uso de la fuerza, violencia, intimidación o amenaza; b) la capacidad de resistencia de la víctima está disminuida por cualquier causa; c) la víctima sufre una enfermedad mental o incapacidad, permanente o temporal, y no tiene la capacidad de comprender la naturaleza del acto en el tiempo de su realización; o d) la víctima se vio obligada o inducida por su pareja, a través de violencia física o psicológica, a tener relaciones sexuales con un tercero.
Pero qué mujer dominicana sabe esto? ¿acaso en verdad puede denunciar? ¿No la obligarán algunas autoridades a “servirle” a sus compañeros?
El violador matrimonial es como la mayoridad de violadores en general, y no es un “demonio enloquecido por el sexo”. Generalmente, es un hombre que ve el sexo como una solución a todos los problemas matrimoniales. También, lo ve como una validez de ser un “macho”.
En Estados Unidos, específicamente en Indiana, tienen movimientos y campañas para brindar ayudas a las mujeres víctimas de la violación matrimonial, con líneas de emergencia, folletos para divulgar y dar a conocer las tipologías de esta violación, datos y estadísticas, los efectos y acciones desde la víctima, la comunidad y el hogar.
Debemos motivar desde nuestras comunidades, Estado y organizaciones de la sociedad civil a replicar buenas prácticas en torno a este tema que violenta silenciosamente los derechos humanos de las mujeres.
Mujer dominicana, no te quedes callada, comencemos a divulgar. Tanto da la gota en la piedra hasta que le hace un hoyo.
alexandra_betances@yahoo.com